15 Mis ojos estarán abiertos, y mis oídos atentos a la oración que se
haga en este lugar;
16 pues ahora he escogido y santificado esta Casa, para que en ella
permanezca mi Nombre por siempre. Allí estarán mis ojos y mi corazón
todos los días.
17 Y en cuanto a ti, si andas en mi presencia como anduvo tu padre
David, haciendo todo lo que he mandado y guardando mis decretos y mis
sentencias,
18 afianzaré el trono de tu realeza como pacté con tu padre David
diciendo: “No te faltará un hombre que domine en Israel.”
19 Pero si os apartáis, abandonando los decretos y los mandamientos
que os he dado, y vais a servir a otros dioses, postrándoos ante ellos,
20 os arrancaré de mi tierra que os he dado; arrojaré de mi presencia
esta Casa que yo he consagrado a mi Nombre y la haré objeto de proverbio
y de escarnio entre todos los pueblos.
21 Y esta Casa que es tan sublime vendrá a ser el espanto de todos los
que pasen cerca de ella, de modo que dirán: “¿Por qué ha hecho así Yahveh
a esta tierra y a esta Casa?”
22 Y se responderá: “Porque abandonaron a Yahveh, el Dios de sus
padres que los sacó de la tierra de Egipto, y han seguido a otros dioses, se
han postrado ante ellos y les han servido; por eso ha hecho venir sobre ellos
todo este mal.”»